Estática, habitas siempre
en los pesados pensamientos,
argumentos que aturden,
las entrañas
Tus pupilas se dilatan,
se hacen guía,
maleando los acentos
aceros vertidos e invertidos
apareados ya en el tiempo
irrumpes con saña los ayeres
tácitas escenas terminadas
ya colapsada por la temible terquedad